Tradiciones
Nuestros pueblos son pequeños y están agazapados en el valle, en la ladera, al socaire de la peña o de la loma. Se simultanea la agricultura y la ganadería, aunque, con el paso del tiempo, aquella va cediendo terreno a la ganadería, aumentando por tanto las praderías naturales.
Quedan aún muchas casas que son muestra de la arquitectura tradicional, de muros de piedra de mampostería sin desbastar, a excepción de los huecos y esquinas, que son de piedra labrada. No falta el corredor de madera ni el tejado de teja árabe.
Las plazas son rústicas y aldeanas y es lugar donde la gente dominguera conversa en corrillos animadamente. En ellas se juega a los bolos por la honrilla de ganar la partida. También es verdad que se va abriendo paso otro pueblo donde no faltan el saneamiento, las aceras, el teléfono, las luces de neón, la casa de turismo rural, el restaurante...
Queda aún algún chozo con su techo de paja que nos recuerda la importancia que tuvo el pastoreo, algún hórreo, alguna casa con su horno donde se hacía el pan, los pasteles, los asados, la torta, los bollos...
El juego de los bolos (modalidad de bola cacha) se practica en todos los pueblos, menos en Lario y Polvoredo, que se práctica la modalidad de bola redonda.
Las fiestas religiosas adquieren un esplendor especial por el costumbrismo que las rodea: el ramo, el mayo, la silla de Reyes, el Judas del Sábado Santo, el aguinaldo, los cantos de ánimas, la pastorada...
Otra de las tradiciones mejor guardadas es la que reúne a los vecinos en la comida ‘del cordel’, como recuerdo de la obligación que adquirían los pastores trashumantes cuando efectuaban el arriendo de los pastos situados en los puertos.
Particularmente notables por su belleza y colorido son las canciones y danzas de nuestra tierra, muchas de ellas caídas en desuso. La ronda se interpretaba la noche de San Juan en la que los mozos del pueblo rondaban a las jóvenes a base de tonadillas, y eran típicas las que se interpretaban en bautizos, bodas o primeras misas.
Como instrumentos típicos de acompañamiento citamos el tambor, la pandereta, las castañuelas y la dulzaina.
La lucha leonesa que, sin duda, arranca de la época de los celtas, la matanza del cerdo...
Espectáculo típico de otros tiempos fue la lucha de toros, correr la rosca, los pasatiempos de Las Hilas...
